Lejos del lujo y el glamour de la élite, dos clubes modestos del fútbol español atraviesan sus días más difíciles y poder sobrevivir es ahora su principal objetivo. Las aficiones del Orihuela CF, equipo de Tercera división, y del Club Deportivo Aviación, un modesto del madrileño barrio de Cuatro Vientos, sufren más que nunca por la continuidad de dos escudos ahora amenazados por motivos bien diferentes. Mientras los problemas económicos ahogan a los alicantinos, los fieles del popular conjunto capitalino lloran la desaparición del que ha sido su campo durante más de 40 años.
Más de 300 jugadores y jugadoras se entrenaban y jugaban cada semana en las instalaciones del Club Deportivo Aviación, que este martes veía cómo las máquinas excavadoras entraban al Pedro Vives para acabar con uno de los campos con más solera del fútbol de barrio de la capital. Después de intentos reiterados en los últimos años por parte del Ayuntamiento, que argumentaba que estaba levantado en una parcela «irregularmente ocupada», el desalojo era definitivo y el «Avi», como es conocido por sus aficionados, se quedaba, literalmente, en la calle.
Rival de los equipos inferiores del Aviación durante años, otro representante del «fútbol de barrio» acudía inmediatamente al rescate de uno de los clubes con más solera en Cuatro Vientos. El Rayo Vallecano, a través de Martín Presa, su presidente, ponía las instalaciones del equipo franjirrojo a disposición del Aviación y daba un soplo de esperanza a sus dirigentes, futbolistas y aficionados.
La directiva hereda ahora el espíritu combativo que muestran sus equipos cada fin de semana en los campos de la Comunidad para no dejar morir más de 40 años de historia. «El club aviador seguirá jugando y entrenando donde sea. Nadie va a matar al Aviación, nadie ni nada», anunciaba en un comunicado.
El mismo día que el barrio de Cuatro Vientos lloraba la desaparición del Pedro Vives, a medio millar de kilómetros la plantilla del Orihuela intentaba vislumbrar una luz de esperanza al futuro de un club gravemente amenazado por problemas económicos. La dimisión, el pasado viernes, de la junta directiva del conjunto escorpión, después de que el Ayuntamiento del municipio alicantino se negara a desembolsar los 60.000 euros que debe en concepto de publicidad de la pasada temporada, solo ha servido para aumentar la incertidumbre de una entidad regida ahora por sus futbolistas y trabajadores. La autogestión impera ahora en Los Arcos.
El domingo, en la previa del partido ante el Saguntino, declarado de puertas abiertas por los improvisados gestores, futbolistas y trabajadores saltaron al campo portando una pancarta en la que exigían al Ayuntamiento el pago de la deuda.
La lucha se trasladaba el lunes a las puertas del Ayuntamiento de Orihuela, donde la plantilla, acompañada de empleados y aficionados, volvía a reclamar una solución para un club que tiene amenazado su futuro en el fútbol español.
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